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Los metales preciosos, como el oro, la plata y el platino, se comercializan en los mercados mundiales desde hace siglos. Se los considera una reserva de valor y un activo refugio durante la incertidumbre económica y política. Como tal, muchos inversores han buscado diversificar sus carteras invirtiendo en metales preciosos. ¿Pero son una mercancía? Primero debemos definir qué significa “mercancía” para responder a esta pregunta.
¿Son los metales preciosos una materia prima?
Sí, los metales preciosos como el oro, la plata y el platino se consideran mercancías porque son materias primas que se pueden comprar y vender en formas estandarizadas. Sin embargo, al igual que otras materias primas, su valor está determinado por la oferta y la demanda en el mercado global.
Por ejemplo, las acciones y los pares de divisas no se consideran materias primas porque no tienen forma física y no son materias primas que puedan comprarse y venderse en unidades estandarizadas.
Los metales preciosos se utilizan para diversos fines, como joyería, aplicaciones industriales e inversiones. Sus propiedades únicas, como su alta conductividad y resistencia a la corrosión, los hacen muy deseables y valiosos. Además, los precios de los metales preciosos están sujetos a fluctuaciones basadas en las condiciones del mercado y factores económicos como la inflación, las tasas de interés y la inestabilidad política. Como tales, se negocian en las bolsas de productos básicos de todo el mundo, al igual que otros productos básicos como el petróleo, el trigo y el café.
El oro como metal precioso:
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Metal precioso muy valorado con propiedades físicas únicas.
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Utilizado en joyería, inversión y aplicaciones industriales.
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Oferta limitada, y la mayor parte del oro se mantiene como reservas o en joyería.
Precios influenciados por las condiciones económicas globales, la inflación y factores geopolíticos.
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Alta liquidez, con negociación activa en bolsas de productos básicos.
Una mercancía es cualquier bien o servicio que puede comprarse o venderse a un precio de mercado. Esto incluye productos agrícolas, fuentes de energía como el petróleo y el gas, y metales como el oro y la plata. Los metales preciosos se consideran materias primas porque pueden comprarse o venderse a precios de mercado. Además, estos metales se pueden refinar para convertirlos en monedas o lingotes con fines de propiedad e intercambio. Por lo tanto, es exacto decir que los metales preciosos son materias primas, del mismo modo que otros activos negociados habitualmente se consideran materias primas.
Además de ser mercancías, los metales preciosos también comparten características específicas con otras cosas. Por ejemplo, todos los productos básicos tienden a moverse con la dirección general de la oferta y la demanda en el mercado global. Cuando hay un aumento en la demanda de metales preciosos debido a que los inversores buscan una opción de inversión alternativa durante tiempos económicos turbulentos, sus precios tienden a subir en consecuencia. Por otro lado, cuando la oferta aumenta debido a proyectos mineros a gran escala o nuevas formas de tecnología que facilitan la refinación de oro o plata a partir de depósitos minerales, los precios pueden caer significativamente con el tiempo a medida que la gente vende sus propiedades para aprovechar cualquier oportunidad. Los beneficios obtenidos de las inversiones antes de que los costos aumenten más adelante.
Otra característica compartida entre muchos productos básicos es que sus precios pueden verse afectados por factores externos como patrones climáticos y eventos geopolíticos. Por ejemplo, los fenómenos meteorológicos extremos pueden interrumpir la producción de productos agrícolas esenciales como el maíz o el trigo. Al mismo tiempo, la inestabilidad política en zonas donde se extraen importantes recursos puede hacer que los inversores dejen de comprar esos recursos hasta que la situación se estabilice nuevamente.
Lo mismo ocurre con los lingotes de oro o plata: si hay disturbios en los países donde estos metales se extraen en masa, esto podría afectar los niveles de demanda entre los inversores que buscan seguridad frente a las turbulencias en otros lugares de los mercados financieros mundiales, lo que provocaría cambios en los precios en consecuencia dependiendo de la rapidez con la que se produzca la producción. Los niveles regresan después de cualquier interrupción causada por factores externos fuera del control de cualquiera.
Finalmente, también cabe señalar que, a diferencia de las acciones o los bonos, que dependen en gran medida del desempeño de cada empresa para su desempeño a lo largo del tiempo, los metales preciosos generalmente se comportan independientemente de las actividades tradicionales del mercado de valores (muy a menudo, cuando los mercados de valores se desploman debido a noticias bajistas). Los inversores acudirán en masa a inversiones en oro y plata como refugios seguros, lo que ayuda a protegerlos contra pérdidas incurridas en otras partes de su cartera, lo que las hace mucho menos riesgosas que otras opciones estándar de inversión a largo plazo disponibles en la actualidad.
En resumen, los metales preciosos se consideran mercancías porque son materias primas con formas estandarizadas que se compran y venden en el mercado global. Sus precios están sujetos a la oferta y la demanda y otras condiciones del mercado.
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